El útero (aunque lo tengas físicamente o no) es el centro energético femenino por excelencia, es vida pura, es nuestro templo sagrado. Es nuestro acceso a las energías de la madre tierra. Es nuestro centro de poder, de creatividad y sexualidad. Es ahí donde puede nacer una vida y también pueden nacen ideas, proyectos.
Es también el hogar espiritual del alma femenina. Nos conecta con la tierra y con la luna, con el mundo material y espiritual.
Cuando nuestro útero está conectado con la tierra nos sentimos completas, centradas, equilibradas, tranquilas. El útero es nuestro segundo corazón.
Pensamos que su única función es ser uno de los órganos del aparato reproductor femenino y ser el hogar donde se desarrolla el bebé durante la gestación. Pero sus funciones van más allá de eso.
Junto con los ovarios, es nuestro centro creativo por excelencia, no sólo de otra vida. Además de estar estrechamente relacionado con el placer y no solo genital. Desempeña un papel en la regulación hormonal.
Nacemos con alrededor de 700.000 a un millón de ovocitos y algunos pocos serán fecundados. ¿Cuántos hijos puede tener o tiene una mujer en su vida fértil? Muchos menos que el número de ovocitos con los cuales venimos al mundo. Esto nos indica que claramente nuestro útero es más que el cobijo de un embrión o vida humana. Esto nos habla de un potencial creador, como dice la Dra. Christiane Northrup imagina a tu útero como tierra fértil, a los ovarios como frutos y los ovocitos como semillas.
Precisamente donde se ubica el útero es donde está ubicado el segundo chakra (centro energético) de nuestro cuerpo llamado Svadhisthana y que justamente tiene que ver con la creatividad y la sexualidad.
Por mucho tiempo el patricarcado (no los hombres) vieron al útero y a la mujer como mero receptáculo para gestar. Y los médicos decían que los úteros estaban para dar a la luz o para tener un cáncer, sino no valía la pena tenerlo. Hoy en día cada vez somos más las mujeres que estamos despertando y queriendo volver a empoderarnos, recuperar nuestro útero y nuestro amor por él nos conecta con nuestra esencia y de ahí que nos empoderamos porque sabemos quienes realmente somos. Mujeres creadoras por excelencia. Independientemente de si querés engendrar hijos o no.
Imagina tu útero como un caldero, un cuenco, una vasija donde creas una pócima mágica, una sopa única, o el proyecto que imagines. Revuelves y vuelves a crear. El útero también nos conecta con el placer, que muchas veces o tenemos olvidado o pensamos que necesitamos de otro para tener placer en vez de darnolos a nosotras mismas.
¿Cuánto sabés de tu Útero?
El útero tiene el tamaño de un pera y la parte más finita de ella está insertada en la vagina. Cuando menstruamos nuestro útero crece el triple de su tamaño.
Está formado por fibras musculares que se tejen entre sí formando una gran red. Este tejido muscular es fuerte y al mismo tiempo elástico y flexible.
El útero está formando por el cuello del útero o cervix. Este se ubica al final del canal vaginal, dentro de él se encuentran las criptas cervicales que son las generadoras de fluidos. El cérvix cambia su altura según el momento del ciclo en el que estemos y se abre para menstruar, cuando ovulamos y cuando damos a luz. Podés palparlo con tus propios dedos, es como una pequeña pelota o nariz, a veces es suave, a veces dura dependiendo del momento del ciclo que te encuentres.
Cuando ovulas el cérvix está muy alto, blando, premenstrual está duro y bajo, igual que cuando menstruas. Animate a palpar tu Cervix!
Las trompas no están unidas a los ovarios, hay un tejido fibroso los sostiene llamado fimbrias que parecen delicadas hojas de helecho. Es a través de ellas que el ovocito se desplaza desde el ovario hacia el útero. En el interior de ellas se efectúa el encuentro del ovocito con el espermatozoide. Es allí donde se engendra la vida.
“Podemos imaginar al útero como la tierra, ya sea simbólica o biológica, en la cual van a desarrollarse con el tiempo las semillas creativas de los ovarios” Dra. Christiane Northrup.
Como Terapeuta Menstrual y Moon Mother te invito a reconocer tu útero, conectar con él, darle lugar. Dibujalo, palpá tu Cérvix. Conocé las diferencias de textura y altura según la fase menstrual en la que te encuentres.
Te comparto esta Meditación de Miranda Gray para conectar con tu Útero: